El río Selmo nace en Galicia recogiendo las aguas que bajan desde lo más alto de la Sierra do Courel en foma de distintos "regos" y "caborcos". Reciben el nombre de Forgas, do Lago, dos Chaos, de Murelos, do Val...y a lo largo de un antiguo valle glaciar entregan sus aguas generosamente para formar el mencionado río Selmo. Antiguamente, estas aguas vertían al Soldón (afluente del río Sil) pero en un determinado momento geológico, a finales del Terciario, la fosa berciana se hundió y sus aguas fueron capturadas en A Seara por el Selmo que desemboca en el Sil tras dar un rodeo por el Bierzo en tierras ya leonesas.
El "caborco" do Val entrega sus aguas al Selmo en un salto de agua, la llamada Fervenza de O Fócaro. Son 20 metros de altura y forma una amplia poza en su caída.
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| El efecto de las nieves recién caídas se dejaba ver en los prados |
El espectáculo de la fervenza es mayúsculo y más en los momentos de lluvias y deshielo en el que tomé las fotografías.
La iglesia de A Seara (Quiroga) es del siglo XVII. La aldea está situada a 1100 metros de altura y perteneció durante siglos a la Encomienda de Quiroga de la Orden de San Juan de Jerusalén, por donación real, la cual tenía jurisdicción civil y criminal.
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| A Seara y la Sierra do Courel al fondo |
Si continuamos camino podemos contemplar la Fervenza de Vieiros. En esta ocasión no bajamos hasta ella pero sí lo hemos hecho otras veces y merece la pena la visión y las sensaciones que nos regala.
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El río Selmo salva un desnivel de 25 metros en esta "pincheira" en un resalte de cuarcitas 
Y continúa su camino hacia tierras de León...
       
El paraje de la fotografía siguiente es la frontera entre Galicia y Castilla León. La divisoria transcurre justamente por el medio del monte llamado A Petada do Marco, en el lugar donde vierte el "Caborco do Inferno" . El río forma un meandro casi estrangulado y un lugar de gran belleza.
    Meandros
Y hacia el fondo... El Bierzo, donde termina nuestro viaje.
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Cando pensas que estás totalmente impresionada polo Courel, na seguinte parada volve a emocionar. Gracias por estas reportaxes tan magníficas
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